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POR LA INOPIA PALMARIA
Adiós al pasado de mil presentes, en el futuro que ya se ha ido, derramando días como lágrimas furtivas.
Por la inopia palmaria.
Adiós adiós a los esqueletos, de las noches noches estrelladas, en las ventanas cerradas, que amaban dormir en el bosque, que traía de regalo un brumoso lago, que abría sus ojos al jinete.
Por la inopia palmaria.
En los cabellos trigos y abejas, marchitando las pupilas de la madera, con el puño del viento de la tarde, con la sangre del vino de la playa, sin el alba naranja de la huerta, enemiga del castillo encadenado, del grito de la higuera. ¡Lloviendo noches sonámbulas!. ¡Nevando mañanas dormidas!. ¡Secando tardes despiertas!.
Por la inopia palmaria.
En las paredes sin techo, con lechos desvalidos inermes, por donde los cielos huyeron, por donde las casas murieron, en las campanas calladas, y las calles hechas nudos desnudos. ¡Por el obscuro silencio sin tiempo!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Ausentarse...
Por ese recuerdo del suspiro olvidado, que cultiva la nube en una gota, de lluvia perdida en un desierto, de llanto disperso en un lago, que imagina recordar suspirando, el amor imposible, el beso no dado, la palabra no dicha, la dicha sin memoria.
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Ausentarse En ese pasado que retiene al presente En ese futuro que fue borrado Con la presencia de mil ausencias Con el fracaso de mil esperanzas Con la cercanía de mil lejanías Con el vacío de mil plenitudes Tan distantes tan distintas Tan pesadas tan pasadas.
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Ausentarse En el rostro del olvido del dolor Hecho memoria indeleble impalpable Impermeable incomprensible inexplicable Lecho sin techo ni pecho ni leche Dulce sin sabor ni color ni calor Por ese olvido que nada ha borrado Y de las ausencias todo ha impedido. ¡Ausentarse hay que ausentarse!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Al tiempo perdido
El aire vio por la ventana. El sueño de una almohada. Dulce. La noche de un recuerdo. Salado. El llanto de mil muertes. Volando. El grito de cien retinas. Mordidas. Por una ebria uva. ¡Monstruosidad!. Corbata de baja estatura. Infame.
Al tiempo perdido. Sin remedio. ¡Qué al mismo mal asusta!. ¡Qué al mismo sol deja ciego!. ¡Qué a la muerte hizo llorar!. ¡Qué a la tierra oculta el mar!. De la sangre. Del olvido. De la justicia. Del tiempo.
Perdido. Perdido. Perdido. El corazón del aliento. La sangre del inocente. El alma del indefenso. La mirada del pasado. Vive respirando de nube a nube. Despierta con cada luna.
Al tiempo perdido. Paralítico. Durmiendo alas. Pesadillas. Durmiendo alas. Consciencias. Por tener la esperanza muerta. Donde el ahora al mismo ayer oculta. Donde el pasado vive. Cruelmente. Por el mismo pasado que renace sin futuro..
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Animadversión vivaz
Eres dolor tienes memoria arrastras el futuro sin pasado ahora. En las humedades De aquél, lago humeante las ausencias solas. Del mar y no desierto. Desencanto tocado silencio. Dolor eres memoria. ¡Sufro de recordarlo!. Cordel de plata extinta, palidez antes de tiempo.
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Hirviente por la tierra el ardor agriétese a los que no contar en vida lloraron y que nunca hemos de ver acaso porque atérranos desvanecer su recuerdo agreste queriendo su ignorancia ocultar al mundo como el mal ha sido de afectos indefensos faltos de voz del desconsuelo triste aflicción.
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¿Porqué ahora, es tan malo hacer el bien? ¿Desde cuándo, el mal el éxito fabrica? ¿Habré olvidado el tiempo en que el bien, no hacía daño?... ¿O es qué he muerto, sin darme cuenta demasiado de la muerte, que nos abandonó?. ¡En esta vida que ya no es!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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IMPACTANTE DESCANSO
En la punta perdida donde el gris es mentira, bajo el polvo escaso del equilibrio desbordante, del color menos remoto del amplio punto, con el velo infinito de la verdad falsa, con la historia que al futuro rinde culto, entre las acuáticas arenas, del olvido apasionadas. ¡En esa débil libertad que muere mucho! Por ser... ¡La ausencia más que mínima!.
El descanso es una madrugada de manzanas. Impactante en madera en plenitud ígnea. Al dar vueltas las esquinas vertiginosas, repartiendo curvaturas, palpitando escalofrío. ¡Tan astutas como espuelas distraídas!. ¡En la disipada diplomacia de una lápida!. Serena y ambiciosa, con su temporal recato. Por ser la oruga de sabor beligerantemente alegre. ¡Con todo el pequeño asombro en fiera calma!.
Descanso que brama terribles verdugos, en los campos con lutos de nieves cuadradas. Siendo impactante descanso el arrojo ciclópeo. ¡Qué clama más desinterés!. ¡Qué espera desatar al tiempo!. ¡Qué malgasta la carencia!. ¡Qué apena al Caos con disimulo!. Arpas lanzas nenúfares fusiles vistosos, los ayunos las zarzas las turbiedades temerarias.
Impactante descenso al desceñir la imperfección. Descanso inicuo de la abyección benevolente. En la enemistad repudiada del abrigo inquieto. ¡Por todo el consuelo calamitoso expandido!. Siendo tan próspero en denigrar la bajeza. ¡Diseminando el olvido en impasibles sobresaltos!. Por la transparencia descomunal arrolladora. Por la radiante opacidad en plenitud excesiva. ¡Oh, inicuo asueto sin faena, sin cadena, sin condena!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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I.N.S.E.N.S.I.B.L.E.
¿Quién dirá lo que no dije?. Tejiendo olvidos en la sonrisa, de la cara de mil espejos, del reflejo de mil rostros, alfombrando memorias en el silencio, desatando mil palabras en una letra. Con el dolor que mira el tiempo. Con la flor que cuenta el canto.
¿Quién me sueña cuando duermo?. Al perfume de las campanas. Al camino de los suspiros. Un invierno emprende el viaje. Un reloj dibuja el viento. Y las nubes lloran en una gota. Y las alas vuelan en una pluma. Donde emerge la salida que nunca fue.
Insolencia sumisa. Indiferencia precisa. Fragmento entero. Ausencia excedente. ¿Quién me escucha en mi monólogo?. ¿Dónde la soledad se refugia?. ¿Cuándo el futuro se deshila?. ¿Cómo el ser deja de serlo?.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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Del Onirismo Cronogénico
Porque ahí el tiempo duerme agua viento fuego y tierra y no desaparece nunca el pasado y no perece siempre el futuro y no permanece inmóvil el presente es vapor provisional humo latente y fulgurante cadena de momentos, esencia y forma carencia permanente, eterna e infinita...
Del Onirismo Cronogénico Porque ahí el tiempo sueña cuerpo mente espíritu y materia y aparece siempre atrapado en su presente y desaparece con rapidez esperando su futuro y reposa fortificándose abrigado en su pasado es eterno transitorio unidad y ruptura, consecuencias y niveles matriz invisible, fuente de vida despertar y renacer, causa y efecto.
Del Onirismo Cronogénico Porque ahí El tiempo Duerme sus sueños Y Solo es Un sueño que duerme Omnipresente Ignoto Origen Esencia de toda forma.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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EL RELOJERO FANTASMA
Cada mañana regresaba cargando el futuro demasiado tarde para contarlo en el pasado antes qué ahora, dónde ni siquiera un valeroso reloj se hubiese aventurado atravesando las dimensiones del instante, parte a parte, sin romper el aislamiento qué callaba gris e impresionado pudiendo permanecer así mucho más qué indefinidamente desmesurado.
El mar se agitaba inerte al apuntar el alba cuándo el viento aconsejó suavemente la rebelión de las olas del mismo verde rígido y frío sin encontrar ni la menor huella de la sal desordenada en sus latidos en la playa tosca y bárbara dónde pasó el último invierno el sol sin decir nada de la tarde en un coro mecánico incapaz de hacerle mal a nadie.
Según dicen que eso hubiera sido un cuento de nunca acabar, pero la cosa es que decidió irse al extenderse en el espectro brillante de la piel del aire, y desde entonces no se acerca de improviso dónde es imposible detener las gotas del relámpago en la cama obscura que suele llegar al dejar las cosas deslizarse por el abismo unos cuantos pasos en la eclosión qué se avecina incendiando tenuemente la noche menos dura con la puerta de la blanca habitación qué se abre más allá de la pequeña esquina de los volcanes. Entre trasgo y quimera midiendo al tiempo entusiasta celosa aparición.
Cabalgando unas inquietas nubes llegaban, y le traían el mundo de afuera, el desconocido y feliz mundo al que ya no pertenecía dando la impresión de que querían ponerlo en aprietos debido al color del alboroto al abrir la ventana sin saber lo que querían con la misma luz en la esperanza qué llovían solo sequías.
Antes de la crisis cualquier ausencia tejía ilusiones de nuevos paisajes dentro de una esfera raramente placentera, justamente al mediodía, verdaderamente excitante por tanto sosiego que invita a pasar un rato como si fuera una persona con vida sin disimulo estando vestida en ropa interior, y salir sin decir nada hasta subir el tono de voz fumando un anticuado silencio.
Aquella mañana probablemente no iría hasta ver al día siguiente satisfecho por haber vuelto del bosque a pie más bien por aburrimiento qué por curiosidad dando vueltas cada vez más largas en la penumbra extraviada para decir todas las cosas qué dicen los cementerios sepultados haciendo un gran esfuerzo por pasar ignorados medio paralizados continuamente en las plataformas abrumadas de piedras.
__¡Cuándo se carece de cuerpo las palabras viajan solas luego de escribirlas con la voz adecuadamente teñida!. Pensaba convencido de su propia irrealidad vacilando sobre la manera de expresarlo. __Sin cuerpo...¿Qué duele?. Solo los recuerdos sostenidos por el tiempo que impacientes esperan ser descubiertos por el equilibrio inolvidable ajustado, sin aspaviento, en la inercia inmutable qué de todas maneras retorna llevando las cosas, y cobrando las deudas a pesar de sentir alivio ya caminando lejano del hiato y fisura.
Estuvo callado toda la noche, me exasperaba que creyera qué existía una ley indestructible como algo sólido a qué aferrarse, seguro en los momentos difíciles, cómo al salva-vidas qué no necesitaba, y encaminándose sencillamente hacia el techo dando vueltas a la pieza en la manifestación ficticia del asco a la vida por las calles vacías, y diciendo maquinalmente ya todo está en paz, al cabo de cinco minutos de ignorarlo, y forcejear con el olvido con arrojo.
En la mañana se fue sonriendo con turbación diciendo... ___¡No tiene importancia!. No son ahora más que relojes encarnados abrazando perdones. _____La próxima vez que aparezca espero que usted ya no esté siendo el segundo primero.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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QUEDÓ DESTEJIDO TEJADO
Y Quedó. Destejido. El tejado. Y parado sobre un tiempo, con el pasado entre las cejas. Y sentado bajo una mañana, con el futuro entre los huesos.
Como disfrutan leyendo. Sin sueño___Cien sueños. Las gotas, arenosamente guiadas, las nubes, boscosas mejor conocidas. Entre los suspiros indispensables. Entre la ternura iluminados. Entre los recuerdos sombreados. Entre la emoción cautiva.
Cuando la voz se marchita, en la palabra seca, pétalos de vacío, perfume de falsedad. En el jardín de la vida. Una muerte se cultiva. En el tiempo del bolsillo. ¡Qué hasta el olvido ha triturado!. En el hambre de monedas. ¡Qué nada y nada vestido de viento!.
Y Quedó Destejido El tejado. Donde se pudre el alma verde. Donde se deja el cuerpo alegre. Y las cortinas. De la privacidad ciegas. ¡En la seguridad alarmadas!. Entre mil pasados sin futuro.
Con el silencio de la luna. ¡Una mariposa del asfalto!. Aparece en un rincón. ¡Del eco destellando!. A los lados___¡De cien instantes!. En los ojos del mar de botellas. Con la tentación sin medidas. En el volcán recogido. En las manos de los siglos. De los últimos eternos latidos.
Quedó. Entre los viejos reflejos. Destejido. El nuevo espejo. Tejado. En el humo. De la sombra. Del fuego. ¡Atormentado!. Quedó destejido el tejado...
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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PLANTANDO RECOVECOS
Caminé, me dices, como el rechazo que acepta el desórden establecido con los bolsillos en las manos de pié al cielo viendo las nubes duras, despacio cayendo entre las hojas del otoño gris gota a gota, camine y camine como cascarria. Porqué camino vamos, no lo sé, dices qué dije, caminando de manos, de menos, manando, porqué suelo a veces decirlo, y tienes razón al pensarlo callado entre las palabras inútiles de una mirada de miles. Es verdad, las casas salen de noche por las ventanas girando bruscamente al mar asombrado cabalgando las íntimas cobardías del espejo en las olas saludando a la puerta por dónde regresan las paredes, y los techos entrando de día a los hogares hechos islas, elegía de pañuelos, epopeya de lágrimas y estatuas en el aposento inundado de ausencias con el veneno del engaño furioso que sepulta la eternidad en una chispa de espeso insomnio. Planta de platos dolientes, éxtasis de horrores plagados, son las mesas vacías pasando años fragmentados por las lúgubres campanadas y las trémulas acacias... Camine le dices al camino paralítico sin orillas ni diminutos puertos escondidos en los segundos interminables... Tal vez eso sea lo mejor en las cifras impares de los premiados caimanes, gusanos con áureo estilo, camine y camine, del fugaz pasado al rústico futuro del comino y la pimienta violeta cultivados a los lados. ¡Recovecos!. Vaya pues si no, son. Esas cosas marcaron las suelas de las sandalias de los suelos desgastadas, como suelen quedar las marcas por el tiempo. Creo, no obstante, oler un dolor más profundo que derrumba cualquier nidal y acrisola del don de nadie al embeleso avieso. ¡Sí, eso es!. Dices que así lo crees, a pesar del dorso incrédulo de sus arenas lloviendo nubes. Muchas cosas se presentaron antes como las que escapan a la memoria, jinete sombrío. Mentor de trápala, con toda su emperifollada vileza que multiplica la ignominia con el grandilocuente polvo del olvido y la impotencia. ¡Vaya afanes ciegos que espían el eco, y más por el esaborío solemne!. Puedo estar equivocado, (a lo cual también tengo derecho), pero... Desgraciadamente me sobran motivos que no sólo he imaginado, y deploro no vestirlos con el secreto prisionero de las plegarias y los perdones. Dices que digo que plantes, con un silencio desplante en el suelo frigorífico al que suelo aludir como espumoso espejismo. Bueno, te diré. Como en este cuento creo que ya lo he dicho, me dices, que así es. Aunque tales metamorfosis con frecuencia agotan el caudal de significados en la mente estrecha de un ladrillo, como un ladrido, como un ladrón que temiendo amurallarse estalla en el tapete destejido, haciendo lo imposible para descubrir el fondo como si se tratara de un tesoro. En este caso no hay tal. Las cosas de este caminar (plantando sin hacer desplantes vanos ), pulen los evidentes recovecos de las cajas hipnóticas por el delirante anhelo de las últimas miradas. Es el caminar de los caminos, de lo cominos, y pimientas cultivados a los lados, de los caimanes que son cuestiones arbitrarias y causalmente planeadas por el absurdo organizado, como se ve en las pesadillas que se recuerdan en el ambiente invariable desplazado por las escaleras. Pobres y desempleadas, sólo huecos esperanzados.
No embargante, llegado a este punto, debo terminar, me dices, con razón qué te dijeron, las espinas prudentes que hablan desde las plantas que están en las sandalias honestas sin la palidez estupefacta ni la traza extraña del encanto con la placidez sonriente de la indolencia, y te doy la razón, me dices, que ya lo he hecho sin darme cuenta, ahora que ya lo he contado. Aunque solo pueda decir que. ¡Nada puedo hacer con las huellas borradas en la desnudez intacta de la indiferencia! y sólo sean incipientes intentos de plantar viejos recovecos en el epílogo agrio solitario.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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Poeta
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