Poemas de amor :  Querida Emily
Querida Emily:

Aún recuerdo la primera vez que nos conocimos. Danzabas de un lado a otro en mi habitación. Mostrabas tu Infantilismo a mi encéfalo. Infantilismo que aún recuerdo.
Tus delicados movimientos hacían volar tus prendas de algodón.

Solías bailar para el sol, pero desde nuestro encuentro, tus espejos me reflejan.
Eres delicada, y bien lo sabes, pero aún así tu sien se redobla ante mis insinuaciones.
¡Oh, buen presagio te apiadas de mí!

Tu grande mocedad y tu tamaño petit son los que siguen apiadando mi voluntad.
Recuerdo aquel día de diversión moza.
Me tocaste y te toqué;
me amaste y te amé;
me llenaste de suspiros y te besé.

Grande Diosa de la fertilidad ignéa llamas a mi puerta, pero sabes que no podemos ser.
Tus normas no te permiten el amar, pues, el infierno te llama.

No me dejes, por favor.
Eres la juventud qué nunca soñé.

Recuerdo la noche en que nos conocimos.
Noche que enjendra falacias.
La luna se plasmaba en tu piel de leche.
Las fresas universales adornaban tus ojos con sus semillas y tu piel con su color.
Tu vestido de saya rosa, aquel que te cubría de las frías noches de Noviembre. Saya que terminaba tus roses entre las lilas y los ornamentos naturales.
Esa noche eras la última esperanza vital de ese jardín.
Yo te apreciaba de lejos.
Apreciaba aquella agua lunar hundida en quietud.
Y cuando por fin te topé, te tome de la mano.
Inhalé el aire de tu espíritu boreal.
Lo sentiste, lo anhelabas.
Continuas presa de tu existencia, de tu rutina.
Dejas que la muerte te tome y te diga que una moza no es digna.

Adiós mi moza Diosa; Diosa de la mocedad.
Jovencita, querida del sol.
Diosa fértil, Diosa infantil.
Emily.
Adiós, Emily.
Te amo, Emily.
Poeta

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